¡Mentira! ¿Cómo voy a decir
eso? Si tener sexo es uno de los placeres más ricos del ser humano. Son minutos
de relajación y esfuerzo físico al mismo tiempo. Y hay quienes saben hacerlo;
sean hombres o mujeres, con sus creativas poses, su coordinación corporal y esa
batalla entre me vengo o me quedo, rápido o lento; hace que sea más prioritario
el momento. Sin embargo, por más creativa que sea la mente para que la acción
no se vuelva monótona, por más que veas películas porno para aprender o por más
que los nuevos noviazgos te enseñen a hacerlo, el sexo no pasa de ser una acción efímera, un momento en la
historia, que se repite y se repite y no aprendemos más de ahí. Saber que un
condón tiene alrededor de 7 pasos para usarlo adecuadamente o conocer los métodos
anticonceptivos; causas y consecuencias y, las enfermedades de transmisión
sexual; a la hora de la verdad es por lo que menos nos interesamos, y no
debería ser así ¡claro está! Aunque
digan que el sexo es saludable-que así lo creo- sigo pensando que con ese sexo
del que todos hablan, no pasa nada.
Es probable que usted que
está leyendo esto, esté pasando por la etapa de los orgasmos visuales y tenga
sus necesidades, ¡tranquilo! todos hemos pasado por esa excitante etapa. Mi
incomodidad está en las mentes ninfómanas que siguen escondidas en el clóset.
Esas que creen que la única forma de agradar, es con temas de sexualidad; lo
que más coraje me da es que no enseñan nada y eso se debe porque en realidad no
saben NADA. Solo hablan suciamente del sexo, escuchan canciones con ese tipo de
letras-como para no meterme con el reggaetón- y solo tienen imaginación para el
doble sentido.
Esas personas me exasperan, se creen los mejores sexólogos de la
historia; hablan como si fueran los más expertos en el tema y terminan en la
lista de enfermos mentales. Yo no sé si usted es virgen o es una trabajadora
sexual, solo sé que ambas; aburren serlo. Pero hastía más, esas lenguas
sexuales que ni sexys son. Lo invito a que deje de andar con ese grupo de
pánfilos que juegan a ser ágiles investigadores sexuales, de verdad, no le
aportan nada a su vida. Y si usted es uno de ese grupito, déjeme decirle que
con ese tipo de sexo no pasa nada y entienda; sí, es rico pero eso no le va a
durar para siempre. Ya deje de pensar que el amor necesita del sexo, entienda
que es el sexo quien necesita del amor.
Exploren su cuerpo, conózcanlo,
acaríciense; practíquenlo pero no caigan en la tontería de creerse “maduros” o
“sentirse importantes” al hablar tan excesivamente de eso, porque es muy
probable que usted esté dentro de ese rango de los de “tilín, tilín y nada de
paletas” e incluso de los que el amor no ha tocado sus puertas para
transformarles sus sentimientos y les abra el cerebro; por eso son de los que
piensan que…”el que se enamora pierde”; ¡basura! Y ojalá que algún día se den
cuenta que el amor dura más, algo que el sexo no ha podido. ¡Ah! Y si va a
hablar de sexo, diga cosas que no sepan los demás, ese sexo pervertido ya todos
lo conocemos y ahí no pasa nada, ¡investigue, lea! Si no pa’ qué vive…
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